Una historia de amor en Nueva York

Y viveron felices para siempre…

La maravillosa historia de amor de María Parodi y Vesa Parviainen

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Como si de una romántica película se tratara, nos emociona poder compartir con tod@s vosotr@s una historia de amor con final feliz…

María, la protagonista femenina del romance nos cuenta en primera persona…

“Hace dos años, el 29 de febrero de 2012, tenía una cita en un bar de vinos de Williamsburg. Llovía a mares y no tenía ganas de ir, pero llegué cinco minutos antes, por lo que me senté en el bar y pedí una copa de vino.

Estaba hablando con el bartender, y sentí que alguien entraba en el local, que a las seis estaba todavía vacío. A los pocos minutos se acercó y me preguntó sin preludios:

Vesa: -¿qué estás tomando?

María: -Un chardonnay -le contesté-

V: -¿Te gusta?

M: -Si; ¿vos que tomas?

V: -Un cabernet… es bueno. ¿De dónde eres?

M: -Argentina, y vos?

V: -De Finlandia.

M: -Sos el único finlandés que conozco. ¿Cómo llegaste acá?

V: -Vine de vacaciones y me quedé. Trabajo en la chocolatería Mast Brothers a unas manzanas de aquí.

En ese momento se abrió la puerta del bar y entró mi cita, en el cual ya no tenía demasiado interés. ¿Qué hago? -me pregunté-¿Los presento?

M: -Perdona, ¿cómo te llamas?

V: -Vesa -contestó.

M: -Vesa, te presento a Seth.

Seth sugirió rápidamente que nos cambiáramos a una mesa.

Mi plan de conversación en grupo no funcionó, así que me pase el resto de mi cita intentando de mandarle mensajes telepáticamente a Vesa, sin éxito.

Cuando llegué a mi casa estoy sumamente convencida. Lo que tengo que hacer es ir a la chocolatería, seguro.  Le conté a mis amigas, me dijeron que estaba loca. A mi madre, le pareció lo más acertado (así es mi madre), pero  me recomendó que si iba y no estaba, no le dejara ningún mensaje a ninguna mujer ya que si lo hacía, nunca sabría si le llegaría.

El viernes me acosté temprano, para estar fresca el sábado cuando me presentara en la chocolatería. Es increíble, pero sentí electricidad por todo el cuerpo. Me dije en voz alta como una loca: esto es lo que se siente al saber que esta persona me va a cambiar la vida.

Al día siguiente fui a la chocolatería por  la mañana.  No estaba, lo que fue ideal porque le pude dejar una nota (que me había memorizado):

-Hola Vesa! Nos conocimos el miércoles. Me encantaría escuchar el resto de tu historia. Mi tel es (xxxxxxxxx).
María

A la media hora me llegó un mensaje (¿Será porque se la dejé a un chico?).

-Me encantaría contarte mi historia. ¿Nos encontramos hoy?

Y así fue. Conectamos enseguida. Dos años después nos casamos en la fecha más cercana a nuestro aniversario, el 28 de febrero, en Brooklyn. Nos dimos el lujo de una comida en el número 11 de Madison; un banquete de tres horas y media inspirado en nuestra historia de NY. Después un brindis, con chardonnay y cabernet  por supuesto, junto a nuestros amigos en el bar que nos unió, nos fuimos directamente al aeropuerto para disfrutar de nuestra luna de miel.

Nos acordamos de Seth. Le agradecemos haber ayudado a cumplir nuestro destino.”

¡Y comieron perdices!

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Fotografía: Fernando Paz.

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