De Bigot Enrotllat… ¡larga vida al up-cycling!

El reciclaje creativo no tiene secretos para estos reyes en la materia. Entrevistamos a Pablo y Xan, De Bigot Enrotllat, para conocerlos tanto a ellos como a sus ingeniosos trabajos.

Por Núria Moreras

Pablo y Xan son dos diseñadores industriales de Valencia que, 6 años atrás, crearon su propia empresa de reciclaje artístico. La bautizaron ‘De Bigot Enrotllat’ (de bigote enrollado), una expresión popular en su zona que indica que una pieza está realizada con saber hacer y buen gusto, como sus originales productos. Cuando pasean siempre van con mil ojos por si aparece algún tesoro al que meter mano, porque aquellos que otros tiran es lo que ellos emplean como materia prima. Tienen una creatividad descontrolada y son capaces de convertir antiguallas en objetos que resucitan con una utilidad totalmente nueva, proporcionándoles el valor añadido de que son creaciones únicas.

Comencemos por el principio: ¿de niños qué queríais ser de mayores, ya suponíais que os decantarías por el reciclaje artístico?

No lo teníamos muy claro, aunque sí que recibimos muchas riñas de nuestros padres por desmontar cada juguete que caía en nuestras manos. Nuestra evolución desde pequeñajos siempre ha ido ligada a la creatividad, tal vez por eso nos decantamos por estudios en los que ésta ha estado muy presente, como el diseño industrial.

¿Cómo os conocisteis y cuándo decidisteis emprender esta empresa juntos?

Nos conocimos en la asociación cultural Makeatuvida, que fomenta el reciclaje artístico, la re-utilización y el DIY (házlo tú mismo), dando talleres didácticos por España. A partir de trabajar juntos aquí, creamos un proyecto conjunto que se llamaba Campeonato del Mundo de los Diseños Reciclados, donde nos batíamos en una especie de duelo de diseños sobre un ring. Luego, lo de montar De Bigot Enrotllat vino rodado, dado que nos los pasamos muy bien creando. Tenemos la suerte de hacer de nuestra pasión nuestro oficio. La empresa tiene ya 6 años y seguimos con la misma ilusión del primer día y además, el ir ganando experiencia, nos permite cada vez abarcar proyectos más ambiciosos.

Os describís como unos diseñadores industriales con síndrome de Diógenes. Ya será menos, ¿no?

Uy… ¡deberías visitar nuestro taller! Todos los que entran en él nos comentan que podrían quedarse horas y horas mirando el montón de objetos que tenemos acumulados. La verdad es que somos bastante trasteros, por eso los amigos, los conocidos y hasta los vecinos nos avisan antes de tirar cualquier cosa, por si nos interesa.

¿Y qué piezas habéis hecho a partir de esos productos deshechados?

Infinidad. Por ejemplo a partir de unos buzones hemos creado unas lámparas muy originales y resultonas. Quizá no es fácil de imaginar en un primer momento, pero los buzones son unas piezas que da mucho juego decorativo. También tenemos taburetes con el respaldo de guitarra, billares que ahora son mesas, máquinas de escribir antiguas a modo de apliques de pared o bidones industriales convertidos en un banco.

¿Con qué excusa transformasteis la icónica silla de Phillipe Starck Louis Ghost para Kartell, con la que os vemos retratados al inicio de la entrevista?

En 2012, esta marca de muebles italiana, nos invitó a participar en su evento Kartell Custom Chair, donde jóvenes artistas valencianos customizaban esta pieza ¡Fue una gozada poder cortarle una pata a ese clásico diseño! En 2014 volvimos a participar en una nueva edición del evento tuneando la silla Comback, de Patricia Urquiola, haciendo de mecedora

¿Está de moda el reciclaje creativo?

Sí, en la actualidad está mucho más valorado que antes y día a día se va ganando en concienciación. Aún así, en España el valor del diseño reciclado está muy por debajo que en el resto de Europa. Se tiene la opinión generalizada de que el up-cycling es, por el simple hecho de emplear objetos de recuperación, más barato, y eso no es del todo cierto. Es verdad, ahorramos en material, pero el trabajo creativo no dejan de ser los mismos que los del diseño general, además realizamos las piezas de forma artesanal logrando objetos, en nuestro caso, absolutamente únicos.

¿Tiene visos de ser una tendencia pasajera?

No, al contrario, pues la escasez de recursos nos va ir obligando a todos a seguir, cada vez, reciclando más y más. Aunque lo nuestro no es un reciclaje por necesidad sino diseño, puro y duro. Nos atrae convertir un objeto en cualquier otro, sin que por ello deje de ser igual de útil. La piezas reciben un segundo uso, y sin duda, así terminan resultando más cómodas y, además, logramos que su vida sea más larga que la que tenía en un su función original.

Por Núria Moreras