InicioEscapadasEscapada: la Provenza, paisajes en azul y lila homelifestyle agosto 24, 2017 Escapadas, Gastronomía, Ocio, Viajes Tan sólo 600 km separan la frontera española de la Provenza, una de las regiones más encantadoras del país vecino. Ciudades y pueblos pintorescos, una riqueza cultural inconmensurable e indescriptible, bellos paisajes inundados de lavanda, el mediterráneo bañando sus fabulosas costas, calas perdidas y ciudades con pasado, presente y futuro. ¿Sabías que gracias a RenfeSncf puedes disfrutar de esta magnífica espacapada en un abrir y cerrar de ojos? Marsella, la capital de la región, la ciudad más antigua de Francia, bautizada con el nombre de Massalia por los griegos de Focea. Su patrimonio artístico, histórico y cultural se respira a cada paso y en cada rincón. Gracias a la conocida ciudad portuaria es posible realizar un viaje a través del tiempo; buena muestra de ello son los restos arqueológicos grecorromanos expuestos en el Port Antiue, el legado de la Edad Media como la Abadía de Saint-Víctor, o del Renacimiento, como el castillo de If, cárcel situada en un islote célebre en el mundo entero gracias a la novela de Alejandro Dumas, “El Conde deMontescristo”. Del desarrollo urbano iniciado en el periodo clásico perviven los fuertes del Viejo Puerto (Saint-Nicolas y SaintJean), el ayuntamiento, obra de Pierre Puget y el hospicio de la Vieille Charité, obra maestra del arte barroco. En el siglo XIX se edificaron las primeras realizaciones urbanísticas del Barón Haussmann en Francia. Del mismo modo se construyeron la Catedral de Santa María la Mayor, la estación Saint-Charles y sus célebres escalinatas y su monumento más emblemático: la Basílica de Notre-Dame de la Garde, de estilo neobizantino; ésta se alza a 154 metros de altura, desde cuya cima la estatua dorada de la “Bonne Mère”, se alza majestuosa para velar sobre los marselleses. De su periodo de capital histórica de la Provenza, Aix-en-Provence ha conservado la noble belleza de su arquitectura. Su vocación cultural, su preocupación estética de cual es testimonio su excepcional patrimonio, sigue igual de viva hoy. Aix la contemporánea, encrucijada de influencias, tiene el privilegio de alimentar abundantemente los apetititos culturales de todos, y a la vez seguir siendo una ciudad de dimensión humana en cuyas calles pasear siempre es fuente de placer. Su gastronomía cargada de aromas, sus vinos de la tierra, las terrazas de sus cafés, los paseos por las calles comerciales, son todos ellos signos de un arte de vivir característico de Aix en Provenza. En la región destacan sus pequeños pueblos de carácter medieval, visita obligada para cualquier viajero que desea admirar toda la belleza de la región. El pueblo de Les Baux-de-Provence se alza en mitad de la carretera que cruza las colinas de Les Alpilles, a 4 kilómetros de St Remy-de-Provence y su ciudad romana Glanum. En lo alto de las colinas, vigilando las canteras abandonadas y con la mirada puesta en el mar Mediterráneo, está histórica ciudadela medieval es uno de los destinos turísticos más conocidos de la puerta de la Provence. St-Remy de Provence resume lo que se espera de la Provenza: buen clima, pintorescos pueblos, gastronomía y naturaleza meridional, todo con esa calma tan plácida y con el canto de las cigarras como telón de fondo. Lo descubrimos en un antiguo emplazamiento celto-ligur que fue sucesivamente poblado por todas las poblaciones de la antigüedad. La existencia de fuentes y canteras, el hecho de ser un cruce de caminos y el ser un santuario religioso harán que sea pronto helenizado. Después los romanos al conquistar lo que hoy es Provenza y Francia, ocuparán el lugar creando la ciudad romana de Glanum. El casco antiguo posee edificios y restos romanos, románicos, medievales y del renacimiento y la ilustración, por lo que visitarlo, recorrer simplemente sus calles ya supone un viaje en el tiempo, un paseo por un museo vivo bajo la luz de la Provenza. Seguir leyendo… Por: Esther Algara Fotografía: Atout France/ Robert Palomba, Emmanuel Valentin, FabriceMilochau, Michel Angot, A. Dupont, National Geographic .