& Magazine Otoño 2014 - page 116

Lo que cada cuento nos dice, lo que
nos explica, es invisible; penetra como
el agua y va sedimentando en los que
lo escucha, de una manera que no po-
demos concretar y explicar del todo.
El texto del relato viaja a través de una
lengua y de unas palabras elegidas y
combinadas, como si fuesen teclas que,
al decirlas, activan imágenes mentales,
sensaciones, emociones. Este es el
poder profundamente evocador de los
relatos: el de las imágenes que emergen
en nuestro interior cuando sentimos una
combinación de adjetivos que dibujan un
paisaje, un verbo que desencadena una
acción, un silencio que deja la emoción
suspendida en el aire, una exclamación
que trepa hasta las nubes. Por esa ra-
zón, por los matices, las cadencias y las
pausas, un buen cuento se puede leer,
pero su mejor canal de trasmisión es el
oral. De hecho, es el propio narrador:
el olor de un cuento, la atmosfera la da
el que lo explica que, como intérprete,
hace que cada “explicación” un cuento
único y diferente en cada ocasión. Aún
más, lo hace crecer con una sustancia
personal e intransferible: las vivencias de
su propia vida.
Los buenos cuentos nos mueven en
nuestro interior porque hablan de noso-
tros. No dan respuestas, no resuelven
dudas, no aportan soluciones comple-
tas. Nos mueven, nos transforman de
manera invisible, nos modifican porque
nos hablan de nosotros. Y precisamente
por eso, nos ayudan a vivir.
Miren como lo dice el estimado Gusta-
vo Martín Garzo: “Amamos un libro en la
medida en que alguna cosa que creía-
mos haber perdido, o haber olvidado,
algún saber sobre nosotros mismos,
como un gesto dorado, retorna a noso-
tros.”
En la historia de Shen, también se ha-
bla de nosotros. De una situación de cri-
sis, de desierto o de enfermedad, como
queramos leerlo, de un personaje miste-
rioso que interviene con el propósito de
facilitar una resolución, una semilla de
cambio, de transformación colectiva. Por
eso, las imágenes nos transportan des-
de la primera página: “Empezó a soplar
un aire tan helado que congeló los co-
razones de todos los habitantes…” y las
persones se volvieron como islas aparta-
das. Un panorama desolador.Al leerlo casi
sentimos en nuestro cuerpo el frío.
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